Me bastó ver a la cantante Bebe embarazada de 5 meses y con un cigarrillo mientras declaraba que no va a dejar de fumar durante la gestación para comprender cuanto de actitud y de impostura hay con el cigarrillo en la mano. “Malo, malo, malo eres, no se daña a quien se quiere”. Cantar es fácil cuando el malo es el hombre, más difícil es aplicarse los versos que una escribe, a no ser claro, que su hijo le importe menos que unos zapatos planos a Carrie Bradshaw.
Miles de Bebes recorren hoy las calles españolas, orgulloso pitillo en mano con barriga de 7 meses, o empujando el carrito del niño mientras apuran ansiosas caladas de pérdida libertad. Unos metros más allá, va un coche con niños detrás mientras la madre fuma al volante. Cómo de fuerte tiene que ser la nicotina para que una madre que, de seguro, mata por sus hijos tanto o más que la Esteban, los supedite a un vicio que va a causarles trastornos de salud durante el resto de su vida y, en último término, los privará de su propia madre antes de tiempo.
¿En qué momento nos perdimos? Trabajamos más, sacamos mejores notas y somos mayoría en un buen número de carreras universitarias pero en este viaje a la igualdad se nos coló un octavo pasajero, un alíen de aliento fétido del que no nos libra ni la Teniente Ripley. Personalmente, me cuesta entender qué atractivo ejerce el tabaco sobre las jóvenes, pero a quien no se les escapa es a las grandes tabaqueras que han convertido a la mujer joven en un sector prioritario hasta el punto de superar el número de hombres fumadores. Que desde 1950 haya aumentado el cáncer de pulmón en mujeres un 600% (informe del General Surgeon, EE.UU.) les trae al fresco mientras llenen sus arcas. Eso sí, claman una falsa hecatombe de pérdidas de puestos de trabajo mientras causan un holocausto, este sí real y tangible, de pérdidas de vidas humanas, el 60% mujeres.
Y es que si hay fumadores recalcitrantes, cuando la recalcitrante es mujer, fumamos con resentimiento de clase, ¿Cómo te atreves a prohibírmelo? será que eres hombre y llevas oprimiéndome durante por lo menos un par de milenios? Algo así pensaría esa española que sacaron a rastras de los cuartos de baño del avión causando en el JFK un retraso de 4 horas a los pasajeros. O esas otras dos que caminaban orgullosas por la selva de la Riviera Maya, cigarrillo en ristre, vacilándole al guía que les pedía educadamente que dejaran de fumar. ¿En qué triste momento se forjó esa alianza contra natura entre feminismo y tabaco? ¿Es preferible quemar el monte, o la selva maya en su defecto, para poder echar unas caladas?
Una mujer que fuma es, quizás, menos mujer y no sólo porque fumar le cause más dificultad para engendrar o muchísimas complicaciones en el embarazo, sino porque a lo femenino siempre se le atribuyó una dosis extra de empatía, de conectar con las emociones del de enfrente. Sin embargo, una mujer que ahuma, ha perdido esa empatía, pues pisotea sin mirar la salud del de enfrente.
En Nofumadores.org trabajamos por estos valores de empatía, de no hacer al prójimo lo que no quieres que te hagan a ti, valores que se pueden considerar femeninos pero que a fin de cuentas emanan de la declaración de derechos humanos. Es por eso que queremos desterrar el humo de los espacios publicos cerrados, para proteger a los millones de personas que no desean aspirar cáncer. Eso sí, para cerrar vuelvo a la canción “malo eres” de Bebe cuando dice “...mi carita de niña linda se ha ido envejeciendo en silencio...”, que, digo yo, a mi me habla de las arrugas y la piel acartonada que se te pone al fumar. Y es que, sin darse cuenta, Bebe escribió también una gran canción contra el tabaco.
Raquel Fdez Megina/ Presidenta
http://www.revista.soymujer.eu/www.nofumadores.org
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