viernes, 28 de mayo de 2010




La evidencia científica disponible apunta que el estilo de vida y los factores ambientales juegan un papel importante en la proliferación anormal de células en un tejido u órgano (neoplasias). Además, al ser factores externos, muchos de estos tumores se podrían evitar con una rutina saludable y con medidas de seguridad apropiadas. Alrededor de un 5% de los casos de cáncer son atribuibles a la exposición a factores cancerígenos laborales. Los de mayor frecuencia son: pulmón, vejiga, pleura, laringe, leucemia y piel. Además, un nuevo estudio relaciona la exposición a determinadas sustancias químicas en el trabajo con un aumento del riesgo de padecer cáncer de mama.

Autor: Por TERESA ROMANILLOS


- Imagen:
Marjon -
La exposición a determinadas sustancias químicas podría asociarse con una mayor probabilidad de sufrir
cáncer de mama. Un grupo de científicos de la Universidad de Montreal (Canadá) ha investigado la posible relación entre varios compuestos químicos y este tumor en más de 1.000 mujeres. Los autores del trabajo, publicado en la revista "Occupational and Environmental Medicine", han hallado varios contaminantes que aumentan el riesgo de padecer la enfermedad después de la menopausia. Todas las mujeres habían estado expuestas a estas sustancias antes de los 30 años.
En el estudio participaron más de 550 mujeres a quienes se había diagnosticado neoplasia mamaria cuando tenían entre 50 y 75 años, junto con otras 613 de control, de la misma edad pero sanas. Los resultados del trabajo desvelaron que el riesgo de padecer una nueva formación en las glándulas mamarias era siete veces mayor en las mujeres expuestas a fibras acrílicas en el trabajo, mientras que el contacto continuo con fibras de nylon duplicaba el riesgo de cáncer. Por otro lado, la exposición a altos niveles de hidrocarburos aromáticos policíclicos, que se hallan en algunos derivados del petróleo, triplicaban el riesgo de padecer esta neoplasia.
Las glándulas mamarias son más sensibles a la exposición de tóxicos entre la pubertad y la menopausia
Los resultados del estudio coinciden con la teoría de que las glándulas mamarias son más sensibles durante el periodo de crecimiento y proliferación de las células del tejido mamario, entre la pubertad y la menopausia. Los autores del trabajo señalan, sin embargo, que se necesitan nuevos estudios donde se focalicen con mayor precisión los compuestos que pueden aumentar el riesgo de desarrollar un tumor.
Agentes cancerígenos
Varios estudios seleccionados por un equipo del Instituto Spring Silent de Massachusetts (EE.UU.) han identificado un total de 216 productos capaces de provocar cáncer de mama en animales. La mayoría son pesticidas, cosméticos, compuestos farmacéuticos y productos de la combustión de derivados del petróleo. Alrededor de 75 de estas
sustancias tóxcas se localizan en productos de consumo diario.
Algunos de los cancerígenos más importantes descubiertos hasta la fecha son los organoclorados, sustancias utilizadas en la elaboración de insecticidas (DDT). A pesar de que en la actualidad están prohibidos en la mayoría de países, pueden hallarse en un organismo hasta 40 años después de su exposición. Otro grupo importante de sustancias cancerígenas son los ftalatos, compuestos utilizados en la producción de plásticos. Todavía no se ha demostrado que aumenten el riesgo de padecer cáncer de mama, pero se conoce que pueden actuar como hormonas y alterar el ciclo hormonal. Por último, el grupo de compuestos conocido como parabenes, sustancias químicas con propiedades conservantes, se han mostrado en una veintena de tumores mamarios, aunque es pronto para afirmar de manera categórica que sean cancerígenos.


CANCERÍGENOS Y MUTÁGENOS


Se califica como cancerígeno a cualquier agente físico, químico o biológico capaz de causar un tumor en un ser humano. Por otro lado, debido a que el cáncer guarda una estrecha relación con la genética, un mutágeno es todo agente capaz de causar alteraciones en el material genético (ADN) de las células de un organismo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en relación al cáncer, los agentes físicos, químicos y biológicos pueden clasificarse en tres grupos principales: los "cancerígenos para el ser humano" (Grupo 1), los "probablemente cancerígenos para humanos" (Grupo 2) y los factores que no pueden considerarse cancerígenos (Grupo 3).
El cáncer es la consecuencia de un amplio número de desórdenes funcionales de un grupo de células que pertenecen a un determinado tejido. Por lo general, estas células tienen una serie de alteraciones que conducen a un grado de división celular descontrolado, lo que conlleva un crecimiento desmedido del tejido que, además, puede invadir otros tejidos u órganos y dañarlos.
Se sabe que el grado de alteraciones en el material genético de una célula guarda relación con la probabilidad de que ésta se convierta en cancerosa, de modo que es lógico pensar que la mayoría de cancerígenos alteran el ADN. Sin embargo, otros cancerígenos denominados no genotóxicos pueden inducir cáncer sin modificar el material hereditario. Son agentes capaces de generar radicales libres -sustancias altamente reactivas- que reaccionan con otras y causan a la célula un estrés oxidativo que puede inducir el cáncer. Otros agentes no genotóxicos son sustancias ambientales capaces de actuar como estrógenos, por lo que se denominan xenoestrógenos. Debido a que las mamas siguen una regulación
hormonal, las modificaciones en este patrón de regulación pueden aumentar el riesgo de padecer un tumor.

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